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INTELIGENCIA ARTIFICIAL. ¿Quiénes están llegando a la meta?

  • 22 mar
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 17 abr

Mientras los ciudadanos tratamos de entender ¿qué es la inteligencia artificial?, ¿para qué sirve?, ¿cómo se usa?, ¿cuánto nos cuesta?, ¿dónde se aprende?, las grandes potencias, y los mismos de siempre, avanzan a pasos de gigante. El tema de fondo es que la IA y la automatización de procesos no es una idea para el futuro, no es algo que se nos vendrá más adelante, “ya está en nuestras vidas y en lo más cotidiano”, y sus impactos no son exclusivamente económicos, sino que sociales, éticos, políticos, incluso espirituales.


Estamos en un momento de profundas transformaciones económicas, de modelos de desarrollo, cambios políticos y de formas de convivencia social, donde el temor se ha instalado como el eje central para ordenar las estructuras de nuestra sociedad. El exceso normativo, la profundización y exageración de lo bueno y lo malo, donde pareciera que hoy en día nada está permitido, al menos nada que pueda salirse de la carretera que nos llevará al supuesto éxito y a la tan soñada calidad de vida, y que por cierto con estas reglas nunca llegará.


Entonces culpamos a las tecnologías, a las redes sociales, y hoy a la inteligencia artificial, por que consumimos información diaria sobre delitos, plagios, fraudes, filtraciones de información personal, etc. ¿Pero es el culpable la tecnología? - tengo la convicción que no es así, ya que estos son problemas humanos en contra de los humanos, y que principalmente son resultado de rezago cultural y educativo de nuestra sociedad.


Las tecnologías, tampoco son las culpables de que se pierdan puestos de trabajo, o que la desigualdad económica, social y territorial se profundice cada día, por el contrario, estos efectos no deseados son culpa del modelo del temor, del miedo y de la desconfianza instalada. De pequeños se nos ha enseñado a proteger nuestros bienes materiales como fin último, con un enfoque absolutamente individual y egoísta.  


Por esta razón aprendida, no estamos dispuestos a perder lo ganado por medio de un salario ganado por el rigor de trabajo diario, que además cada vez se nos hace más estrecho y con fuertes incertidumbres. Es así como las luchas personales y egoísmos particulares, están quebrando seriamente nuestra institucionalidad, y debilitando el sistema.


Y entonces, el sueño de la calidad de vida y el bienestar se nos aleja, el sentido real de la vida pierde su sentido, donde el tiempo libre, la vida familiar y el de ocio se ha transformado en un verdadero lujo inalcanzable. Por eso nos concentramos cada vez más, y gastamos nuestras energías en luchas individuales de poder en todas sus dimensiones, y responsabilizamos de mala manera por ejemplo a la Inteligencia Artificial o las nuevas tecnologías por problemas que son absolutamente humanos y personales.


La inteligencia artificial es una tecnología robusta que replica capacidades cognitivas de una enorme red de seres humanos, pero su base está en algoritmos regenerativos de información y conocimiento específico. Aquí el tema de fondo es que las preguntas, las necesidades, incluso la conciencia para su uso es de los humanos, y eso “no podrá ser reemplazado”. Debemos buscar los mecanismos para que estos dos mundos – el de los humanos y el de las tecnologías - puedan convivir y que logré avanzar de manera acelerada en los marcos éticos, jurídicos, económicos y políticos para que su uso sea efectivamente para el bienestar de la sociedad y no para ser utilizada como una nueva herramienta de lucha por el poder y control a nivel global, como lo fue en su momento la carrera espacial, el desarrollo nuclear o la misma revolución industrial.


Lo que si es cierto es que la oferta de las nuevas tecnologías, sobre todo la inteligencia artificial, son herramientas disruptivas, que obligan a nuestra sociedad y organizaciones a repensar el que hacemos, y como lo hacemos. Esto requiere profundos análisis de gestión del cambio, ya que no posible siquiera entrar o tener una opción en esta carrera sin entender lo que está ocurriendo, y no cuestionado o clarificando hacia donde vamos.

La verdad, es muy difícil saber quién está ganando esta carrera. Por un lado, China avanza a pasos agigantados en sus desarrollos utilizando la IA como una herramienta de expansión y posicionamiento geopolítico. Por su parte Estados Unidos avanza a un ritmo donde parece que mostrara más de lo que realmente tiene, eso es complejo ya que lleva en muchos casos a una desvalorización de los avances de los demás, incluso a frenar o construir la imagen equivocada sobre esta tecnología, instalando temor y desconfianza, esperando retrasar otros desarrollos para ganar tiempo. Y el resto del mundo tratamos de subirnos a este tren que no va a disminuir su velocidad para esperar a nadie.


Si bien la carrera no ha terminado tengo la convicción que estamos muy lejos aún de entender cuáles son las verdaderas reglas, o incluso comprender cual es el equipamiento necesario para poder entrar a competir. Entonces, aunque sea en los últimos lugares, debemos levantar la mirada, dejar los temores de lado, y asumir que debemos avanzar, aceptar el cambio, y sobre todo clarificar que esta no es una batalla dicotómica de lo bueno o lo malo, de esta manera comprender en profundidad y cuestionar la imagen del éxito que se nos ha instalado a lo largo de nuestra vida.  


Jorge Petit-Breuilh Sepúlveda

VISIÓN GLOBAL CHILE


 
 
 

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